domingo, 9 de diciembre de 2007

A LA ENSEÑANZA.



En mis años jóvenes, cuando iba a la escuela en el pueblo de Villar de Gallegos, me llamaba mucho la atención los comentarios que las gentes hacían a la hora de valorar nuestra enseñanza, "Para buen maestro, decían, D. Valentín Villar, que aprendió a leer hasta lo a los tontos", en claro análisis comparativo entre quienes les había enseñado a ellos y los maestros que a nosotros nos habían tocado en suerte.
Unos cuantos años después, retorno a la zona, a mi valle, después de haber entregado mis jóvenes años a otros educadores, se entendía, de grado más elevado. y un día me tropiezo de bruces con una placa colocada en la pared de una casa que homenajea a aquel sublime maestro referente educativo de mis mayores. La placa que hoy aparece a la vista, se encontraba olvidada en los desvanes de su casa en Cenera, casa que hoy forma parte de un afamado restaurante, en cuya fachada se encuentra esta placa homenaje al maestro D. Valentín Villar Cañibano, erigida por los que fueron sus alumnos.
Ante esto, decido hacer una escultura, sin tener muy claro lo que de positivo o negativo, tuviesen sus métodos para conseguir hacer leer a los tontos.
A la hora de realizarla tengo en cuenta la socorrida frase de "La letra con sangre entra" y realizo la figura de D. Valentín con unas enormes manos, reflejo del instrumento apoyo para la transmisión de sus enseñanzas. Porque pienso que para lo que en la vida les sirvió saber leer a "Lito, Gloria, y otros, motivo de tal afirmación, espero que su aprendizaje no fuese a costa de lágrimas de sangre.

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